Entre tanta ida y vuelta de ideas, nos dimos cuenta que el concepto que más nos llama la atención está en los trabajos del Uyiko-e. Al haber recorrido un extenso camino, Hokusai transitó varias etapas y muy distintas (Manga, Shunga, Uyiko-e). Debido a esto, se nos hizo difícil encontrar un denominador común que condense dichos períodos. Quizás el Uyiko-e, por ser el más comercial y relacionado con lo occidental, mostraba bastante claro el concepto de Ying y Yang.
En las series de las vistas del monte fuji, se pueden ver cómo los elementos se contraponen y generan una estabilidad armoniosa. El monte se lo asocia con un posible peligro, pero al mismo tiempo simboliza la paz y la naturaleza. En otras pinturas el juego de contraposiciones lo lograba por ejemplo con el mar (peligroso) y en el fondo, el monte fuji haciéndole frente con su tranquilidad y paz. Una vez logrado extraer el concepto que queríamos transponer faltaba crear la instalación. Los elementos que teníamos en juego era la dualidad, equilibrio, los polos y la unidad.

La instalación entonces quedó formada por los dos polos. Unos instrumentos más sutiles de un lado y otros más agresivos hacia el polo opuesto. (Vale aclarar que estos instrumentos no son los convencionales). Cada lado tenía un monitoreo (auriculares) que se usaba para dialogar. Los micrófonos quedaban a la libertad del que lo hacía accionar. Quizás hablando directo sobre él o usando otro recurso para generar los sonidos. Lo cierto es que ambos estaban procesados de manera diferente acorde como nosotros pensamos qué era sutil para el Ying y el Yang. De fondo quedaban sonando dos pistas grabadas de acompañamiento. El objetivo de la instalación era que cada persona se identifique con un lado y dialogando mediante sonidos, logre un equilibro. La jornada quedó registrada a nivel sonoro e imagen y los resultados nos parecieron interesantes.
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